miércoles, 11 de noviembre de 2009

Primer concurso de cartel para el fomento de la lectura


El pasado 3 de noviembre, el jurado calificador del Primer Concurso de cartel para el fomento del hábito de la lectura en Baja California Sur, se reunió para dictaminar sobre las 80 propuestas recibidas.


Dicho comité, conformado por Simón Óscar Mendoza, Nancy Esmeralda Cuadros Ruelas, Gabriela Valadez Medellín, Jorge Fuentes Maldonado y Moisés Ramírez Aguayo, tomó las siguentes resoluciones:


Primer lugar: por mayoría de votos, el trabajo titulado Cultivarte, amparado bajo el seudónimo de Angie, de la autoría de Angélica Guadalupe Mendía Martínez.

Segundo Lugar: por mayoría de votos, la propuesta titulada Lee un libro, abre tu imaginación, registrado con el seudónimo de Marisoldíaz, de la autoría de Marisol de Jesús Díaz Bonilla Carrillo.

Tercer lugar: por unanimidad, el trabajo titulado En un mundo de palabras, los libros serán tu universo, bajo el seudónimo Jesús, de la autoría de Francisco Jesús Aguiar Quiñónez.

El jurado decidió entregar las siguientes menciones honoríficas: al trabajo titulado Leer para crecer, bajo el seudónimo Enapena, de la autoría de Mirna Guadalupe Peña Montaño; y al trabajo titulado ¡Abre y descubre la lectura!, bajo el seudónimo Bawer, de la autoría de Omar Roberto Alanís Pérez.

Por otra parte, el jurado acordó recomendar al Instituto Sudcaliforniano de Cultura que el cartel titulado Leer para crecer, bajo el seudónimo Enapena, de la autoría de Mirna Guadalupe Peña Montaño, se pueda utilizar como cartel oficial de la Feria del Libro La Paz 2010.


Igualmente, se decidió realizar la premiación el día sábado 21 de noviembre, a las 13 horas, en el marco de la clausura del Cuarto Encuentro de Coordinadores de Salas de Lectura de Baja California Sur, en el Hotel Araiza Palmira, en la cual también se realizará la exposición de los 25 carteles finalistas, los cuales conformarán la exposición itinerante que en diversos puntos de la entidad se programará durante el 2010.

Primer Medio Maratón de Lectura


Les extendemos la más cordial y atenta invitación para que participen el el Primer Medio Maratón de Lectura El Quijote de la Mancha, que el Instituto Sudcaliforniano de Cultura llevará a cabo el próximo viernes 13 de noviembre, de 18 a 22 horas, en la explanada del malecón de La Paz. El objetivo del maratón es promover el hábito de la lectura entre los sudcalifornianos, particularmente entre los paceños, a través de la lectura de la cita obra. Pueden participar sumándose a la lista de participantes para leer durante cinco minutos o, bien, solamente asistiendo para escuchar esta obra leida universalmente, pero que muchos de nosotros no hemos leido total o parcialmente. La idea consiste en leer continuamente El Quijote, desde el inicio hasta que alcance el tiempo o la fila de lectores. Los esperamos.

sábado, 5 de septiembre de 2009

Emprende vuelo primera novela regional



Llegaron, se conocieron, platicaron y emprendieron el vuelo con la primera novela regional. La directora general del Instituto Sudcaliforniano de Cultura, Elsa de la Paz Esquivel Amador, brindó la bienvenida al grupo encabezado por el sinaloense autor de Balas de Plata y otras novelas más, Élmer Mendoza. Al recibirlos en su oficina, en la mesa de la sala de juntas sobre la que se escribieron las primeras líneas estructuradas de la novela, Esquivel Amador les expresó la satisfacción que existe en la región sobre el proyecto, en especial al reconocerlo como ambicioso, lleno de expectativas y, sobre todo, factible por el entusiasmo de los integrantes.

Desde Tijuana llegó Gidi Loza con una maleta llena de dudas; desde Culiacán, Francisco Triana se acompañó también de especulaciones; desde Hermosillo, Jorge Durazo (quien no pudo asistir por diversas razones) expresó las mismas preguntas; y en su propia ciudad, Brenda Robles dio la primera sorpresa: no formará parte del equipo para dedicarse de tiempo completo a sus estudios de posgrado en cinematografía con la beca que recibió recientemente en Escocia, a donde volará en unos cuantos días. El plan de contingencias entró en operación el mismo domingo y Brenda fue sustituida por el escritor sudcaliforniano Julio Ortiz.

Durante su exposición, Élmer Mendoza hizo ver que la novela “en cuatro tiempos” se creará y recreará en cada uno de sus etapas, y buscará que esté bien escrita y técnicamente resuelta. Ahí mismo destacó que no puede hablarse todavía del final de la novela, ya que cada integrante, bajo la estructura acordada, tendrá libertad para modificarla, especialmente cuando se parte del principio que “la literatura es siempre ficción que se alimenta de todo”. El autor de Cóbraselo caro comparó el trabajo de la presente novela como la creación de una obra musical de teatro en donde a cada paso de preparación del montaje, se van modificando los elementos secundarios antes del estreno, buscando en todo momento la adaptación a las notas con los bailes, el vestuario, los cantantes, el escenario, la intensidad buscada y, finalmente, el espíritu de conjunto para que el público la disfrute.

A los integrantes del grupo, Élmer les refirió el compromiso que cada uno tiene con la narrativa mexicana, cuando a ésta se le reconoce como una de las mejores del mundo contemporáneo. Si al final la novela resulta realista o fantástica, o si se convierte en algo gótico, no lo sabremos hasta que cada uno intervenga en su momento, señaló. Por lo pronto, agregó, aprovecharemos las herramientas modernas para comunicarnos y plantear las propuestas y sugerencias, de tal modo que unos dos o tres meses podamos leer la primera propuesta del texto y encaminarla para que a mediados del 2010 pueda pasar a prensa.

Con todos los integrantes, las sesiones ocurrieron durante dos días en los que mañana y tarde se dedicaron a darle estructura: la primera característica surgida de la mesa de trabajo fue que la redacción será a partir del texto que Gidi realizará para que, posteriormente, un segundo miembro del grupo lo tome completamente en sus manos y pasar al tercero y la cuarto.

Al concluir las jornadas de trabajo, los integrantes del equipo expresaron que se regresaban a sus lugares de residencia con la firme idea de concluir la obra, con un enorme entusiasmo por formar parte del proyecto y que, no obstante continuar con alguna incertidumbre, el ánimo de trabajar en equipo los motivaba para llegar a buen puerto y concluir una “propuesta que será de todos”.

Invitación a la 14 Jornada de Literatura Regional en La Paz


Concurso de cartel de fomento a la lectura


Invitación participar en el Tercer Encuentro de Historia y Antropología de Baja California Sur


Aniversario del programa de televisión La voz de las letras.


Recientemente el periódico El Sudcaliforniano abordó el tercer aniversario del Programa de televisión La voz de las letras, espacio de difusión del Instituto Sudcaliforniano de Cultura, con la siguiente nota, publicada el martes 1 de septiembre:

viernes, 28 de agosto de 2009

Presentación del libro Apaches: fantasmas de la Sierra Madre



El pasado jueves 27 de agosto de 2009, el Instituto Sudcaliforniano de Cultura presnetó en la ciudad de La Paz el libro apaches:fantasmas de la Sierra Madre, del escritor-investigador bajacaliforniano Manuel Rojas. Con la presencia del autor, se contó con los comentarios de los también reconocidos escritores sudcalifornianos Ramón Cuéllar y Juan Melgar.





Con la autorización de Juan Melgar, a continuación trascribimos a ustedes sus comentarios:





Los apaches
Juan Melgar
Como muchos chamacos de mi generación, conocí a los apaches a través de la lente distorsionadora y vertiginosa del cine: hombres flacos de pelo lacio, negro y largo, sostenido con un trapo de color indefinido que les rodeaba la cabeza; teguas de caña larga, hasta la rodilla; zapeta, chaleco oscuro (robado nadie sabe dónde), y una mirada fiera (diríase perversa) que a los plebes nos predisponía para, en el momento climático del filme, verlos morir sin pena, y quizá hasta con regocijo, por los disparos certeros de los güeritos que llegaban en sus carromatos al salvaje oeste para cumplir su destino manifiesto e instalarse en aquellos territorios; sin permiso, claro, pero con la venia de Dios, que –¿cuándo no?— estaba de su parte.
Más tarde, tuve otra impresión, menos frívola aunque también joligudesca, con el Charles Bronson convertido en un Supermán apache que hacía trepidar a los invasores con emboscadas de un solo hombre. Guerrero entre guerreros, cabalgaba como centauro sobre un garañón retinto por el desierto infinito de la pantalla, y disparaba desde la cadera su carabina ochavada con puntería de apache, claro. Podía también correr a pie por la llanura reseca y caliente todo el día, con las ardorosas arenas bajo sus plantas, sin tomar agua y dándole apenas mordiscos a una tira seca de carne de berrendo, de venado, de burro. Un chiricahua era ahora “El Muchacho”, el héroe que, al menos parcialmente en la ficción cinematográfica, tenía la razón histórica, pero moría sacrificado al final —como sucede casi siempre a los héroes románticos, con razón histórica o sin ella—.
Otra imagen, pero ésta más familiar: mi madre cuenta cómo, apenas iniciada la mexicana revolución, adolescente guarecida tras los troncos de un fuerte fronterizo en el ubicuo universo Sonora-Arizona, oía en las noches sin luna los alaridos desgarrados de los apaches que, olorosos a caballo y a sotol, rondaban el exterior de la palizada buscando pendencia, o escuchaba cómo a través de las junturas de los troncos deslizaban los susurros con los que procuraban hembra para el entrevero: “Mujer… mujer… veeen…” Las urgencias del cuerpo los hacían temerarios —dice—, sonriendo.
Sirva esta introducción —en la que he usado hasta a mi santa madre como material didáctico— para afirmar un fenómeno compartido seguramente por los aquí reunidos y denunciado por Rojas, el autor del libro: los apaches son en este país unos verdaderos desconocidos, porque fueron eliminados de la historia oficial. Será que el decurso de los siglos no ha lavado todavía la mala conciencia de quienes los empujaron de sus territorios en Sonora y Chihuahua hacia las reservaciones humillantes de Arizona, Nuevo México, Texas, Oklahoma… Compatriotas diluidos, borrados de la historia por el racismo y la mala sangre de los bisabuelos de este lado, los apaches son vindicados y rescatados para nosotros por Manuel Rojas, en este ensayo histórico de excepción.
Apaches… Fantasmas de la sierra Madre, es un libro comprometido y atípico, escrito por un cronista que también así se asume. Entra en materia desde el prólogo, con una pregunta retórica cuya respuesta es la hipótesis fundamental de su investigación: ¿De dónde son los apaches?
Pregúntenselo ustedes, en este momento, y no es difícil que ubiquen a esta nación al otro lado, en algún estado del suroeste de la Unión, porque Hollywood nos lo ha dicho. Los eruditos aquí presentes, de seguro estarán evocando ahora en sus poderosas mentes el mapa etnográfico del INAH, sin encontrar rastro alguno de la etnia Apache por el noroeste mexicano, donde apenas se intuyen, desdibujados y fantasmales, los espectros atribulados de los pimas, los onc’aac, los yaquis, los rarámuris, los cochimíes y kiliwas… No: nada de mezcaleros, no hay chiricaguas ni mimbreños ni coyoteros… ¿Qué diablos pasó con aquellos altivos guerreros apaches?
La respuesta está en esta investigación que el autor logró completar durante años de bregar por los archivos parroquiales y presidiales, en pueblos serranos o del desierto en Sonora y Chihuahua, o en archivos históricos de México y Estados Unidos. Y todo ello sin apoyos oficiales; apenas con el mecenazgo desinteresado que representaron las pequeñas ayudas de sus amigos.
Huellero experimentado, Rojas rastrea en sus territorios las épicas desventuras y andanzas de los grandes jefes: Mangas Coloradas, Cochise, Victorio, Gerónimo… y nos muestra la huella semienterrada de un héroe menos conocido aún que aquéllos: Juh, el fantasma que jamás sería capturado por gringos ni mexicanos y cuya vida, dicen, habrá terminado en la sierra Madre; viejo ya, evocando la cotidianidad de todos los guerreros: “…los toldos de cuero, las hogueras de estiércol, los festines de carne chamuscada o de vísceras crudas, las sigilosas marchas al alba; el asalto de los corrales, el alarido y el saqueo, la guerra, el caudaloso arreo de las haciendas por jinetes desnudos, la poligamia, la hediondez y la magia”(*) .
“Los apaches son mexicanos”, afirma el investigador, y a probar su dicho dedica este esfuerzo editorial de 250 páginas con el que reta a “los apachólogos” vecinos y distantes a probar lo contrario. Con nombres y nacencias, lenguas, historias y toponimias geográficas de una extensa región que fue primero india, luego novohispana, después mexicana y ahora en parte estadounidense, las pistas que Manuel Rojas descubre y ofrece apuntan hacia una ética diana: el reconocimiento que los mexicanos les seguimos debiendo a aquellos indomables combatientes.
Como epílogo de la cinematográfica saga del inicio, me viene al recuerdo un filme mexicano de los años 70 con la escena inicial de un lento, rosado atardecer de octubre de 1880, en el que trescientos hombres de a caballo forman una larga, silenciosa fila (que es cerco y es valladar), con sus armas largas empuñadas: la culata de madera resobada descansa ominosa e impaciente en el muslo, y la mirada de cada uno está fija, clavada en el norteño horizonte: son los rifleros de Joaquín Terrazas que esperan a los guerreros apaches comandados por Victorio en la frontera chihuahuense, adonde se acercan empujados por la caballería gringa. Los perseguidos no son compatriotas mexicanos en desgracia para los rifleros; qué va: son nomás unos cabrones apaches en problemas. No ha habido nunca, ni habrá ahora, respeto para con ellos. Nacieron y vivieron libres en la sierra Madre y en territorios que siglos después serían Sonora, Chihuahua, Arizona, Nuevo México… Fueron invadidos y desplazados de su querencia desde la Conquista por los españoles, luego hostilizados por los mestizos del México independiente y ahora tiroteados por los soldaditos azules. Invulnerables a la piedad, los campañadores armados que los esperan en este atardecer y en estas lomas sólo atienden oscuras razones: que los que se acercan a matacaballo son bárbaros, ladrones de ganado, rebeldes, guerreros inoculados por la insensatez, indios envenenados por “el torpe deseo de ser libres”, y pues hay que acabarlos, exterminarlos a plomazos, a su ley, porque el mejor apache es el apache muerto.
Y mejor aún: el apache olvidado.

(*) El Aleph, Historia del guerrero y de la cautiva. J.L. Borges

sábado, 8 de agosto de 2009

Primera novela regional del noroeste


Con la promoción del Fondo Regional para la Cultura y las Artes del Noroeste (Forca Noroeste), los próximos días 29 y 30 de agosto de 2009, se reunirán en La Paz los escritores Francisco Triana (Sinaloa), Gidi Loza (Baja California) y Brenda Robles (Baja California Sur), grupo al que se sumarán Jorge Durazo (Sonora) y un nuevo integrante (Baja California), para iniciar lo que será la redacción de la primera novela regional en el noroeste del país.


El proyecto, que surgió como iniciativa del Instituto Sudcaliforniano de Cultura ante el Forca Noroeste, estará coordinado por el reconocido escritor sinaloense Élmer Mendoza. En esta primera reunión del grupo se tiene el propósito de establecer las características generales de la futura obra, como líneas dsicursivas, trama, personajes, escenarios y la distribución de la carga de trabajo, de tal manera que cada escritor tenga la tarea de dos capítulos cada uno.


Entre las recomendaciones que se harán para la redacción estarán: distinguir elementos comunes en la región noroeste del país (como situación geográfica, historia, costumbres, gastronomía, vestimenta, entre otros), que permitan ir desarrollando los temas que se acuerden en dicha reunión.


También se tiene el objetivo de publicar el trabajo final, bajo el patrocinio del Forca Noroeste durante el 2010. El organismo cultural regional está integrado por los Institutos de cultura de Baja California, Baja California Sur, Sinaloa y Sonora, así como por el Centro Cultural Tijuana y la Dirección de Vinculación Cultural del Conaculta.


En próximas entregas informaremos acerca de los avances del proyecto.